domingo, 6 de julio de 2008

Capitulo II. Lucha en Sveinar

Y el cielo se cerró.

Plomizo y amenazante. Se levantó una suave brisa, moviendo los cabellos dorados de Glen, al compás de un ritmo que provenía de la misma misma Madre Tierra, Glen inspiró: el olor de la hierba mojada, de la madera, de la tierra, las piedras, el agua, el aire...todo inundaba sus pulmones y su alma, recordándole días de sol, de felicidad, de risas. Sonrió levemente, mostrando parte de sus pulcros y blanquisimos dientes. Miró a poniente, donde, entre los árboles, el Sol daba sus últimos coletazos mostrando su poder sobre la tierra y los hombres. Sonrió a Glen, paseando por sus delicados y a la vez regios rasgos, acariciando la piel encostrada de sangre y barro, pero aun asi, suave y delicada, a excepción de algunas cicatrices que le conferían un encanto especial. Era el momento.

Tras de ella, apenas a 5 metros de distancia, Thorfinn miraba embelesado el espectáculo. Nadie más miraba, tal vez como respuesta a la autoridad que sobre ellos ejercía la poderosa Hviti. Pero Thorfinn conocía a Glen antes que ellos. Podía permitirse el mirar.
Los dioses le permitían luchar hombro con hombro. Pero un muro se elevaba entre ellos. Por una parte, su esposo, y a la vez señor de Thorfinn en esas circunstancias (aunque él no lo consideraba su señor en absoluto) en aristócrata Johann, un danés residente en Francia y, por lo tanto, ablandado por sus costumbres. Otra parte era su juramento de fidelidad y su honor para no traicionar a sus amigos Y la última...consideraba que las cosas debían seguir como estaban Se veía como un elemento más dentro de un ejército, y debía en muchas ocasiones contemplar el deber por encima de la amistad. Debía mantenerse firme ante todo. Estos pensamientos los consideraba con su mejor compañero y amigo, Daghas, que le respondía con sabios y buenos consejos.

Admiraba el potencial rival en silencio, sin dar muestras exteriores. Había sabido interiorizar sus sentimientos, fría y calculadamente, para que ello no le impidiese ejercer su mando sobre aquellos hombres.

-Hermano- susurró a su lado Daghas- debemos prestarnos a la lucha.
-Siempre estoy listo-contestó con su ronca voz el guerrero- No pasarán por mi maza sin haber devuelto su maligno espíritu a las entrañas del Niphelheim*

Las lanzas se formaron, los espíritus se agitaron, los músculos se tensaron en torno a las armas. Todos listos. Con valor, con fuerza, con coraje y entrega, todos defenderían el baluarte y sus propias vidas frente a los desgraciados servidores de Loki.

La voz de Glen se elevó: -¡Guerreros! Jamás pisarán uno solo de nuestros cuerpos muertos sin haber segado 10 vidas por cada uno de nosotros. ¡Valor!

El cuerno sonó. Tronó.

La batalla comenzó.


Valhalla*: Morada de los caídos en combate con honor.
Niphelheim*: Nuestro infierno cristiano, pero sin llamas ni fuego, sino como un país helado. Está regido por Hel, hija de Loki, mitad blanca y mitad negra. Desde allí, se levantarán los no-muertos comandados por Loki el día del Ragnarök

Proxima entrada: ¡La batalla!

Disfrutalo. ;)

1 comentario:

Luz dijo...

Joder Rafa, no se como lo haces, xo cada vez scribes mejor xDDDD y ademas esto sepone interesante....como les ira a los valientes en la batallas q se avecina?? morira alguien?? xDD n fin....q decir q no haya dixo ya...ah, si! tq ;)